Piden multas por piques ilegales en las calles de la capital

Los vecinos de las diferentes zonas de la ciudad piden poner multas a los conductores, por afectar su tranquilidad.

Las competencias callejeras ilegales, conocidas como piques, continúan siendo una fuente de desesperación para los vecinos de varios sectores de Bogotá. El ruido ensordecedor de los motores y la imprudencia de los conductores no solo perturban el sueño de los residentes, sino que también representan un peligro constante para conductores, peatones y ciclistas.

A pesar de los esfuerzos de las autoridades y las constantes quejas de la comunidad, estas carreras clandestinas siguen ocurriendo, incrementando la inseguridad vial y afectando la tranquilidad de diversos barrios de la ciudad. Los residentes de la localidad de Santa Fe, en particular los barrios La Macarena, La Perseverancia y Bosque Izquierdo, han expresado su malestar ante esta problemática.

El concejal del Centro Democrático, Andrés Barrios, ha recibido numerosas denuncias y videos de la comunidad sobre piques ilegales de motos a diferentes horas del día, especialmente en la carrera Quinta y la avenida Circunvalar. 

Barrios ha solicitado a la Alcaldía de Bogotá que tome medidas efectivas para frenar esta actividad ilegal, destacando que la situación no solo afecta la movilidad, sino también la calidad de vida de los habitantes, muchos de ellos adultos mayores que no pueden descansar debido al ruido constante y al peligro que representan estos eventos.

Entre las vías más recurrentes donde se organizan estas competencias se encuentran la calle 26, la avenida Boyacá y el barrio Sosiego, en la localidad de San Cristóbal. A pesar de que estas áreas han sido identificadas como puntos críticos, las medidas implementadas hasta ahora no han sido suficientes para mitigar el problema.

Aunque las leyes no contemplan sanciones específicas para quienes participan en piques ilegales, sí existen penalizaciones relacionadas con infracciones como el exceso de velocidad o el consumo de sustancias psicoactivas. Sin embargo, la comunidad sigue clamando por una solución definitiva: «¡No más piques!».

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