Bon Bon Bum: Por que su nombre e historia
El icónico dulce conocido como Bon Bon Bum ha dejado una huella dulce y pegajosa en los corazones de los consumidores de Colombia y más allá, convirtiéndose en un favorito infaltable en las tiendas de golosinas. Pero, ¿alguna vez te has preguntado cómo surgió este delicioso y entretenido manjar? Acompáñanos en un viaje a través del tiempo para descubrir la fascinante historia y el curioso origen detrás de uno de los dulces más queridos de Colombia.
El nacimiento del Bon Bon Bum se tejió en torno a una exclamación cargada de entusiasmo: «¡Este bombón va a ser un BUM!» Fue este estallido de emoción el que inspiró el nombre distintivo que hoy en día asociamos con el dulce. Su peculiar característica de contener chicle en su interior fue una innovación audaz y única, una fusión de texturas y sabores que capturó la imaginación de los amantes de los dulces de todas las edades.
Con sabores que abarcan desde la jugosa hasta el refrescante lulo, pasando por la tropical maracuyá y la cítrica mandarina, el Bon Bon Bum se ha convertido en un deleite multisensorial que despierta los sentidos y desata sonrisas en cada bocado. Desde los parques de juegos hasta las aulas de clase, este dulce ha forjado una conexión especial con niños, jóvenes y adultos por igual, creando recuerdos compartidos y momentos inolvidables.
El alma detrás de este éxito azucarado es Hernando Caicedo, un visionario empresario vallecaucano que soñaba con infundir los sabores exóticos y vibrantes de las frutas tropicales en un dulce único. Fue su ingenio y pasión lo que llevó a la creación de este ícono, un testimonio vivo de cómo la innovación puede dar forma a la industria y conquistar el paladar de una nación.
El año 1970 marcó el inicio de esta aventura dulce, cuando el padre de César Caicedo, el actual presidente del Grupo Colombina, concibió la audaz idea de rellenar las chupetas con chicle. Sin embargo, lograr esta hazaña requería más que inspiración; requería la colaboración de mentes creativas y dedicadas. Se adquirió una máquina en Holanda, una pieza crucial en el rompecabezas que permitiría la creación de los bombones con chicle en su interior.
La planta de confitería en La Paila, Zarzal, se convirtió en un laboratorio de innovación y experimentación, donde ingenieros y expertos en dulces trabajaron increíblemente para perfeccionar la fórmula mágica que uniría el caramelo y el chicle en una combinación deliciosa y sorprendente. Después de múltiples pruebas y definiciones, un emocionante grito de «¡Este bombón va a ser un BUM!» resonó en los pasillos, sellando el destino del dulce y profetizando su futuro éxito.
Según lo informado por la Superintendencia de Industria y Comercio, apenas un año después de su lanzamiento al mercado, las ventas de Colombina se dispararon, triplicándose en respuesta al entusiasmo desatado por el Bon Bon Bum. Un dulce que comenzó siendo producido por 20 empleados, en la actualidad es elaborado por un equipo de más de 200 trabajadores comprometidos en llevar a cabo esta delicia a hogares y manos de todas partes.
El Bon Bon Bum no solo es un dulce, sino una historia de innovación, pasión y perseverancia. Es un recordatorio de que las ideas audaces y la dedicación pueden transformar un concepto simple en un ícono cultural. Con cada mordisco, el Bon Bon Bum nos invita a saborear la dulce esencia de la creatividad y el esfuerzo humano, reforzando su posición como un tesoro culinario que une a generaciones y celebra la deliciosa diversidad de Colombia.
Foto: Pagina de Colombina



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