La Consulta Popular sobre la Reforma Laboral en Colombia 2025

Por Gerson Castillo Daza
“La Consulta Popular sobre la Reforma Laboral en Colombia 2025 se ha convertido en uno de los temas más debatidos del panorama político nacional…”.

El sistema democrático como forma de gobierno contempló, en su génesis, el propósito fundamental de garantizar la armonía en la sociedad, anclando sus pilares en la justicia y el respeto de los derechos y libertades de las personas.
Sin embargo, esta visión clásica se encuentra en una profunda crisis en nuestro país, como resultado de las tensiones a las que está siendo sometido.

El bloqueo en el Senado

Lo ocurrido recientemente en la Comisión Séptima del Senado de la República, donde una mínima parte de la corporación —eso sí, representando la mayoría en la comisión— impidió con un cumplido torpe y carente de argumentos serios el trámite de la Reforma Laboral propuesta por el Gobierno, bloqueando su posibilidad de ser debatida en la plenaria del Senado, desató una serie de críticas y cuestionamientos.

Este hecho reavivó la necesidad de avanzar hacia mecanismos alternos de deliberación que permitan dirimir los profundos choques ideológicos y la tensión política.
Recurriendo así a un instrumento de participación ciudadana como la Consulta Popular, cuyo objetivo es sacar adelante un bloque de la Reforma Laboral, removiendo las fibras más profundas del constituyente primario y otorgando a lo eventualmente aprobado un alto grado de legitimidad.
Con ello, se busca reivindicar la propuesta programática de cambio sobre la cual cabalga el presente Gobierno.

El reto jurídico y político

Ahora bien, las exigencias que contempla la activación de este mecanismo de participación —incluido en el artículo 103 de la Constitución Política y reglamentado por las leyes 134 de 1994 y 1757 de 2015— no son menores.
Tamaño reto tendrá el Gobierno Nacional, especialmente los ministros de Trabajo, Antonio Sanguino, y del Interior, Armando Benedetti, quienes deberán garantizar los votos necesarios en el Senado de la República.

Muy seguramente, el escenario estará marcado para agosto, con la intención inicial de llevar al Gobierno a su primera prueba de fuego.
De no ser acogido, se apostillará una vez más el pésimo cálculo político del bloque de la Reforma Laboral en el pleno del Senado.

Cómo funcionaría la Consulta Popular

El marco normativo que regula la Consulta Popular como mecanismo de participación ciudadana de origen público establece que el Presidente de la República, con la firma de todos sus ministros y previo concepto favorable del Senado, podrá consultar al pueblo sobre una decisión de trascendencia nacional.

Para este caso, se requieren mínimo 54 respaldos de senadores para continuar con el procedimiento.
Las preguntas se someterán al pueblo, quien deberá manifestarse con un “SÍ” o “NO” sobre la aprobación o desaprobación de cada una.

De modo que, para cuando esta columna sea publicada, muy seguramente el poder ejecutivo ya habrá radicado ante el Senado la solicitud de concepto favorable y las preguntas estarán definidas y concertadas.

Cronograma y participación

Una vez obtenido el concepto emitido por la corporación, el Gobierno deberá expedir el decreto que fija la fecha de convocatoria, donde se señalará la participación y los porcentajes mínimos.
Sin este decreto, no podrá convocarse a la ciudadanía, y sin la consulta, no podrá resolverse el propósito del Gobierno.

De acuerdo con la Ley 1757 de 2015, se exige una participación mínima de 1.364.456 ciudadanos para habilitar la Consulta Popular.
Posteriormente, las preguntas aprobadas se adoptarán como decisión una vez hayan superado el umbral mínimo de 6.827.229 sufragios válidos.

Un reto para la democracia

En síntesis, Colombia enfrenta un nuevo reto histórico: poner a prueba su capacidad para responder con mecanismos de participación directa y asumir la responsabilidad del pueblo de decidir su destino sin intermediarios.

Perderemos todos si este clamor social es sofocado por la mezquindad política que hoy nubla nuestra visión de país.
La historia, sin duda, se encargará de escribir una nueva página en esta democracia en curso:
una página de cambio o continuidad, del rumbo de los pueblos hacia el porvenir.

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