Abelardo de la Espriella sacude la campaña de la derecha con estilo controversial y tensiones internas

El precandidato de tendencia derechista Abelardo de la Espriella ha emergido como figura divisiva dentro del bloque opositor de cara a las elecciones presidenciales de 2026. Aunque comenzó posicionándose como un “outsider” con impulso en la recolección de firmas, ya despierta críticas por su tono confrontativo y sus denuncias mediáticas.

De la Espriella busca recoger 3 millones de firmas para registrar su candidatura, estrategia que utiliza para proyectarse como alternativa diferenciada dentro del electorado de derecha. Su estilo provocador le ha valido visibilidad, pero también cuestionamientos: algunos sectores de la oposición consideran que no debe liderar la derecha por su retórica polarizadora.

También enfrenta confrontaciones recientes con otros precandidatos. El exalcalde de Medellín, Daniel Quintero, lo acusó públicamente de intentar apartarlo de la campaña mediante demandas legales. Quintero lo llamó “ladroncito metrosexual” y argumentó que De la Espriella había iniciado procesos judiciales contra él con acusaciones sobre declaraciones de renta.

Por su parte, el ministro de Justicia Eduardo Montealegre criticó su aspiración presidencial al afirmar que carece de experiencia política y un historial público adecuado para aspirar a la Casa de Nariño. Montealegre cuestionó sus antecedentes legales, recordando que muchos de sus clientes han sido vinculados a casos de poder y crimen organizado.

Estrategia política y riesgos internos

El estribillo de su campaña se caracteriza por discursos virales, uso de redes sociales al límite del insulto político y polémicas intencionales, que le han valido comparaciones con los liderazgos más extremos de la derecha. Su estrategia parece competir incluso con figuras como Quintero en un estilo de “insondable confrontación política”.

Pero ese mismo estilo genera resistencias. Algunos en las filas de la derecha advierten que sus exabruptos pueden fracturar la unidad electoral que se espera consolidar para enfrentar el bloque petrista. En medio de esa tensión, Abelardo ha sido recibido por el expresidente Álvaro Uribe en su finca, un gesto simbólico que sugiere apoyos estratégicos dentro del uribismo.

El partido Salvación Nacional se apartó del Conservador para respaldar su candidatura. Esta adhesión formal fortalece su legitimidad interna y busca atraer militantes disidentes de partidos tradicionales.

Lo que está en juego

  • El principal desafío: transformar la atención mediática y la polémica en una estructura política coherente, capaz de traducirse en votos reales.
  • Que la derecha pueda fragmentarse más si los cierres de campaña agravan las rivalidades internas.
  • Que los ataques de otros candidatos o del gobierno sean usados en su contra para debilitarlo ante el electorado moderado.
  • Que su perfil polarizador desincentive alianzas amplias necesarias para competir en una campaña presidencial.

Abelardo de la Espriella ha logrado irrumpir con fuerza en la campaña presidencial de 2026. Pero su camino luce lleno de tensiones, desafíos institucionales y cuestionamientos que podrían definir si se consolida o se descarrila.

Sigue leyendo más noticias en Revista Poder

Si quieres conocer más de Revista Poder, visita nuestro canal de  YouTube

Publicar comentario

Puede que te hayas perdido