Nos salvamos de una tragedia”: ciudadanos de Tunja narran el terror del atentado frustrado al batallón militar

Tunja, considerada por el presidente Gustavo Petro como una de las ciudades más seguras del país, despertó este sábado entre el miedo y la confusión luego de un intento de atentado terrorista atribuido al ELN contra el batallón General Simón Bolívar.

Todo comenzó cuando un habitante del barrio Prados de Alcalá notó una volqueta verde atravesada en la vía. Al acercarse, descubrió que en su interior había varios cilindros agrupados sobre una capa de arena. “Vi unos cilindros organizados en grupos sobre una capa de arena. Le saqué unas fotos y se las envié a la Policía”, relató el ciudadano, cuya rápida acción evitó lo que pudo convertirse en una tragedia.

Minutos después, las sirenas y los gritos rompieron la tranquilidad de la capital boyacense. “Acaba de explotar un artefacto, ¡qué locura!”, se escuchaba decir en uno de los videos grabados por residentes, mientras otros corrían despavoridos por las calles. La Policía y el escuadrón antiexplosivos evacuaron los barrios Prados de Alcalá y El Dorado, así como el Cantón Militar Gustavo Rojas Pinilla.

Durante el operativo, los expertos realizaron una detonación controlada de los explosivos hallados dentro de la volqueta, que contenía un total de 24 tatucos. Las autoridades confirmaron que la rápida reacción del vecino evitó una tragedia de grandes proporciones. “Agradézcanle a este vecino que los salvó de una verdadera carnicería”, expresó una estudiante universitaria residente en la zona.

El ministro de Defensa, Pedro Sánchez, llegó a Tunja junto con la cúpula militar para encabezar un consejo de seguridad, mientras el alcalde decretó ley seca, prohibición de eventos públicos, circulación de vehículos de carga y parrillero hasta el lunes a las 6:00 a.m.

Por su parte, el gobernador Carlos Amaya y el alcalde de Tunja ofrecieron una recompensa conjunta de 200 millones de pesos por información que permita dar con los responsables.

“Esto demuestra lo diezmada que está la inteligencia del Ejército. No faltó nada y le meten la volqueta al comando del batallón”, lamentó una vecina del sector. Otros habitantes recordaron con angustia los ataques vividos años atrás. “Nací en Chita, viví el ataque del caballo bomba y desde entonces no sentía tanto miedo”, dijo Luis Ducón, adulto mayor.

Entre sirenas, explosiones controladas, helicópteros y desinformación en redes sociales, la capital boyacense vivió una jornada de pánico que dejó en evidencia la fragilidad de la seguridad en una de las ciudades que hasta hace poco era considerada un ejemplo de tranquilidad en el país.

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