Petro reactiva mesa con exparamilitares y nombra gestores de paz para retomar el pacto de Ralito

El gobierno de Gustavo Petro ha impulsado la reactivación de la mesa de diálogo con excomandantes de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), mediante una resolución que designa 16 exparamilitares como gestores de paz hasta el 6 de agosto de 2026. Esta decisión marca el relanzamiento de procesos de verdad, reparación y cierre del llamado Pacto de Ralito.

Esta mesa había sido suspendida en junio de 2025 tras una renuncia colectiva de los gestores por diferencias con la oficina del alto comisionado de paz. La resolución de reinstalación reconoce nuevamente a exlíderes como Salvatore Mancuso, “Don Berna”, “Jorge 40” y otros, con beneficios para salir de prisión cuando su participación lo requiera y acceso a recursos públicos contemplados para sus acciones como gestores.

¿Qué papel tendrán: funciones, límites y mandatos?

El Ministerio del Interior coordinará la implementación, en conjunto con la Oficina del Comisionado de Paz y otros actores institucionales. Los gestores deberán presentar planes de trabajo, informes periódicos y asumir compromisos de reparación, participación en verdad y garantías de no repetición.

Otty Patiño, alta comisionado para la paz, salió a defender la reactivación, señalando que esta no se asume como negociación sino como un “balance de verdad” pendiente. También subrayó que entidades como la Procuraduría, Defensoría y Fiscalía acompañarán el proceso para dotarlo de legitimidad institucional.

No obstante, el anuncio ha desatado escepticismo entre víctimas, analistas y organizaciones de derechos humanos, quienes advierten que sin mecanismos claros de supervisión, recursos adecuados y control real, la designación puede quedar reducida a un acto político simbólico. Algunos recuerdan que los exparamilitares, tiempo atrás, ya criticaron la falta de seguimiento, incumplimientos y transparencia de las mesas anteriores.

El camino por delante será exigente: lograr que estos gestores cumplan con su rol, que las víctimas sean reparadas y que la verdad emergente no se quede en documentos, sino se traduzca en acciones concretas. El relanzamiento del diálogo con exparamilitares puede ser una oportunidad para cerrar un capítulo oscuro, siempre que el Estado cumpla con su parte.

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