Drogas sintéticas ganan terreno en Medellín
El tráfico de drogas en Medellín ha evolucionado y se ha segmentado territorial y funcionalmente. Aunque el Barrio Antioquia, conocido también como Trinidad, sigue siendo el mayor foco de distribución, otros sectores han tomado protagonismo en la comercialización de estupefacientes.
De acuerdo con un informe de la Secretaría de Seguridad, en 2025 se han incautado cantidades significativas de distintas drogas en al menos 10 barrios y corregimientos, lo que revela una dispersión del fenómeno y complejiza la labor de las autoridades.
#NoticiaNacional/ Barrio Antioquia, Estación Villa y San Antonio de Prado encabezan lista de zonas con más incautaciones de droga en #Medellín. Marihuana, bazuco, cocaína y sintéticos se distribuyen desde al menos 10 barrios. #NoticiasPoder #RevistaPoder pic.twitter.com/iannbcAn6S
— Revista PODER (@RevistaPODERcol) September 26, 2025
En el caso de la cocaína pura, se incautaron 65,9 kilos, la mayoría en Barrio Antioquia (15,3 kg), seguido por Estación Villa (7,7 kg), una zona de influencia del llamado Bronx del Centro, y Granizal (Manrique) con 2,9 kg. En cuanto a base de cocaína, Barrio Antioquia también lidera con 9,9 kg, seguido de Estación Villa y Naranjal, en Laureles-Estadio.
El bazuco, una de las drogas más agresivas, fue encontrado en mayor cantidad en San Antonio de Prado (8,4 kg), superando incluso a Barrio Antioquia (6,9 kg), lo cual evidencia una expansión del microtráfico hacia zonas periféricas.
En lo referente a la marihuana, Guayabal, con su epicentro en Barrio Antioquia, se mantiene como el principal clúster. Allí fueron incautados casi 200 de los 292 kg totales. Le siguen Robledo Aures y Campoamor.
La distribución de drogas sintéticas como tusi, ketamina, popper, y éxtasis, se concentra en Florencia (Castilla) con 4,6 kg; Campo Valdés, Aranjuez (3,2 kg), y San José de la Cima, en Manrique. Esta zona se ha convertido en una de las pioneras en producción de sintéticos, usados incluso en entornos escolares.
El informe también advierte sobre el uso compartido de inmuebles para el almacenamiento y comercialización de drogas, lo que ha generado preocupación entre los habitantes.
Según las autoridades, las estructuras del microtráfico se han atomizado, operando bajo redes pequeñas, lo que dificulta la desarticulación de sus operaciones.
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